Es bien sabido que algunos alimentos aportan nutrientes que mejoran alguna u otra función del organismo pudiendo de esta manera potenciar la respuesta sexual.
Hoy haré mención de algunos de estos alimentos y explicaré su relación con un «posible» incremento del deseo sexual, objetivo de todo afrodisíaco.
Aclaremos eso de «posible». El término afrodisícaco proviene de la diosa griega Afrodita, íntimamente vinculada al amor, la pasión, el deseo, la belleza. Los romanos la conocen como Venus. Tanto el amor, la pasión y el deseo no pueden estar separados del concepto de placer. El placer puede estar presente en cada acto de nuestra vida, y la sexualidad no está limitada a las paredes de nuestra intimidad sino que es mucho más amplia e incluye toda una serie de conductas, que muchas veces, se traducen en gestos, miradas, formas de cocinar o lo más importantes, la forma en cómo demostramos que amamos a alguien
Es afrodisíaco entonces, todo lo que potencia el rendimiento sexual, ya sea comida, fragancia, objeto o acción. En forma de alimentos, todos aquellos que tienen el poder de realzar la energía sexual tienen características en común:
- promueven la energía
- aportan: Vitaminas, Minerales
- favorecen la circulación sanguínea – vasodilatador
- son estimulantes
En diferentes lugares y en distintos tiempos, todas las culturas se han preocupado por buscar alimentos que potencien la capacidad sexual e incrementen la seducción a la pareja. Existe lo que se denomina «Teoría de la semejanza», que consiste en que los primeros afrodisíacos eran plantas o alimentos de forma similar a los genitales o que tenían un olor parecido.
Luego se creyó que alimentos extraídos de lugares exóticos poseían una fuerte carga erótica. La almendra, el higo, el anís estrellado, las nueces, la banana/plátano y los huevos, tienen la forma que se asemeja a los genitales femeninos y masculinos, y su semejanza respectiva potenciaría su funcionamiento óptimo.
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