St. Jordi, la princesa, la rosa y el drac

(En la semana de St. Jordi se me ocurrió hacer una breve reseña con respecto a los cuentos de hadas, los mitos y las leyendas en general. Al lector entendido en el tema, sabrá que esto de breve no tiene nada y tal vez le causará intriga saber cómo, tan solo en unas líneas, me atrevo a semejante osadía. Pues para ellos también está escrito este post, ya que sólo me referiré a un aspecto en concreto y solo porque me ha parecido digno de mención. Este punto tiene que ver con un hecho que circula bastante por donde me muevo actualmente. En varias oportunidades, me ha sorprendido un comentario que ronda en torno al tema de “cambiar el final a los cuentos”. Hay una tendencia generalizada hoy en día, a interpretar de forma literal los cuentos de hadas y leyendas, con esto se corre el riesgo de encasillar, por ejemplo, a la princesa como la víctima que espera a su “príncipe azul”, al príncipe como el valiente caballero que lucha y tiene el poder y la fuerza para vencer al enemigo a toda costa y a la bruja o al dragón, como los malos que hay que matar o al menos, hacer desaparecer. Si tomamos a los personajes literalmente, en lugar de tomarlos como realidad psíquica, una realidad del alma, corremos el riesgo de perdernos la riqueza que pueden aportarnos, aunque a pesar nuestro y esto es porque su mensaje se dirige a otro nivel, a otra lógica.

Cuando hablamos de cuentos de hadas y en este caso, de la leyenda de St. Jordi, estamos refiriéndonos, a la lógica del inconsciente, donde todos los personajes en juego, lo que estarían representando serían sólo un aspecto de nuestra psique, un aspecto de su totalidad. Entonces tanto la princesa, como el caballero, como el dragón o la bruja, serían aspectos diferenciados pero en una misma persona, aunque pudiéndolos ver de forma separada, esto es así para comprender mejor los mecanismos del funcionamiento de nuestra psique.

Siguiendo con el tema de hoy y en vísperas de revivir la leyenda, se hace presente, una vez más este mito de la princesa rescatada por el caballero, luego que mata al dragón que la tenía cautiva. En algunas versiones, es a partir de la sangre del dragón que emanará una rosa, que será la que le ofrece St. Jordi a su princesa, para finalmente vivir juntos por siempre jamás…

El día de St. Jordi podría corresponderse en Catalunya, al día de los enamorados, donde el símbolo que se comparte quedaría representado en un libro y una rosa. El libro aludiría aspectos relacionados con la energía masculina, el logos, lo racional. La flor, en cambio, estaría representando el aspecto femenino, lo sensible, la emoción. Ambos aspectos, según la psicología profunda, tienen que estar presentes para que podamos hablar de unión en la psique, ya sea siendo hombres o mujeres. Esta unión aludiría a la integración, la completud del Ser.

Llevando esto a un nivel psicológico, y particularmente si nos referimos a esta leyenda, St. Jordi, el valiente caballero tiene que luchar contra aspectos oscuros, demoníacos, no reconocidos como propios que estarían personificados en la figura del dragón. El sacrificio que implica matar al dragón, en la imagen de la sangre, luego se verá compensada con la flor que emerge. Este es el regalo que le dará a esta parte femenina, personificado en la princesa y así poder llegar a la unión de los contrarios, o lo que se podría decir, lo femenino con lo masculino y así llegar al encuentro consigo mismo de forma más completa. La unión del libro y la rosa, como símbolo del día de los enamorados, me parece lo más acertado, siempre y cuando pensemos en los cuentos, leyendas y mitos como aquellas narraciones que pretender hablarle a esta otra parte de nuestro ser, esto sería, sin tomarlos literalmente y dejando que hagan su efecto a partir de revivir en nosotros la leyenda.