
La fiesta de Pascua del calendario cristiano se asocia a la resurrección de Jesucristo sin embargo esta fiesta en el hemisferio occidental europeo, históricamente se relacionaba con la Primavera, y el mito más antiguo de Perséfone que la inicia. También es el tiempo consagrado a Afrodita, Diosa respetada como la Gran Diosa o también conocida en la antigüedad como la que encarnaba la Prostituta Sagrada.
En el mito de Deméter/Perséfone. A saber Deméter, madre de las cosechas, había quedado muy triste ante el rapto de su hija por Hades, dios del inframundo. Entrando en un estado depresivo ya nada crecía en la tierra. Fue entonces cuando Baubo, la diosa del vientre , hace su aparición y viéndola a Deméter yaciendo bajo un árbol, se le acercó moviendo sus caderas, se levantó la falda, y le mostró sus partes más indecorosas, sus genitales. Deméter primero sonrió y luego echó una carcajada y así recuperó sus fuerzas para seguir buscando a su hija, a quien finalmente encuentra. Entonces las tierras ya no se secaron y todo volvió a florecer. Sin embargo cada año, tras haber comido semillas de granada del inframundo, Perséfone, tiene que volver allí para quedarse un tercio del año, este momento coincide con el invierno. La risa provocada por Baubo podría expresar el carácter sagrado del placer que vuelve a conectar a Deméter nuevamente con la vida.
Por otra parte, la prostituta sagrada era una figura conocida en la antigüedad como la mujer que veneraba a la diosa. Esta diosa, de muchos nombres, entre ellos: Afrodita, se la asocia también con la Primavera pero en definitiva lo que se veneraba eran los misterios de la naturaleza femenina, estos misterios que tenían que ver con la tierra, la fertilidad, el cuerpo, la pasión y la sexualidad.
En la actualidad y con la celebración de la Semana Santa, se podría sostener que estaríamos viviendo una disociación entre conceptos como: lo sagrado, lo espiritual y lo religioso por un lado y lo físico, lo material, el cuerpo, la sexualidad y el rol de lo femenino por otro.
Pascua tal y como su etimología sostiene, significa pasar, es cambio, es Primavera. Se trata de un tiempo de recogimiento y celebración. Es permanecer abierto a lo que nace y se expresa. Es un tiempo de contradicción y misterio. Es revivir un tiempo sagrado para meditar en un espacio sagrado como vivencia personal. Es un momento que puede adquirir pleno sentido a volver a recuperar, cada quién a su manera pero necesariamente hacer sacro, marcando un corte con un tiempo profano ordinario y cotidiano. Rescatar estos tiempos pascuales primaverales, le daría un sentido nuevo a aquello que se muestra como aparente carente de sentido pero se expresa con una necesidad que podría surgir del interior.
Para trabajar en esta línea de conectar con lo femenino, lo sagrado y el placer de manera grupal, se ha creado un grupo llamado: «Círculo de la Luna Llena en El Masnou” que se reúne mensualmente en el Maresme.
Si recibes el llamado de sumarte y así poder recuperar las raíces de lo sagrado en el propio cuerpo, no dudes ponerte en contacto.
*Este escrito es un recorte de un trabajo más amplio si estás interesad@ en leer ponte en contacto