En el presente escrito escrito sentí la necesidad de explicar la historia y contexto de constitución de la Sexología Clínica, su desarrollo y su ámbito de inserción. En una segunda parte estableceré mi posicionamiento con respecto a la misma basado en la experiencia clínica de mi trabajo como psicóloga/sexóloga. Este trabajo nació como producto para un Curso de formación y especialización, en el que me habían pedido que expusiera los conceptos básicos sobre la Sexología Clínica y como consecuencia de ello, me hizo cuestionar que la práctica no es exactamente igual a la teoría, como sucede siempre, lo se, pero específicamente en este campo, hay un punto en que una lectura y abordaje más amplio desde la psicología profunda nos puede completar un tratamiento más humano y a medida del que consulta.

¿Cuándo surge la sexología como disciplina? ¿Por qué?
La sexología coincide con la constitución de la psiquiatría en forma de disciplina a finales de S.XIX. Recabando síntomas y signos (síndromes) coincidiendo también con la constitución de la Psicoterapia o Psicología. La sexología también sufre la patologización típica de la época. Cuando lo que en el discurso religioso propio de la Edad Media era pecado, ahora pasará a ser disfunción o enfermedad mental, tal y como sucedió con la homosexualidad.
Hay una primera generación de sexólogos luego de la Guerra Mundial (S.XX) en la que aparecen dos figuras destacadas Havelock Ellis o el “sabio del sexo” y Magnus Hishfeld, quién funda en 1919 el Instituto de Sexología. En 1933, los nazis saquearon y cerraron su instituto y quemaron sus libros. Ellos se los considera los primeros sexólogos en Europa.
Luego de la Guerra Mundial II, se podría hablar de una segunda generación de sexólogos, un resurgimiento de la sexología en la que aparecen, en Estados Unidos, ahora primera potencia mundial, otros autores. Entre ellos se encuentran Kinsey y su famoso “Informe Kinsey” (1940) en forma de dos manuales: El comportamiento sexual en el hombre, publicado en 1948 y El Comportamiento sexual en la mujer que sale a la luz en 1953. La famosa Escala Kinsey, que sirve para explicar los modos en los que oscila la orientación sexual humana, de homosexual a heterosexual y de forma gradual.
Alfred Kinsey realizó la primera investigación epidemiológica sobre la conducta sexual de hombres y mujeres en EEUU. Estas publicaciones sacudieron la moral victoriana del pueblo norteamericano cuando revelaron algunos datos estadísticos sobre los hábitos sexuales de la población (masturbación, relaciones extramatrimoniales, homosexualidad, virginidad, etc).
Algunos años más tarde (en la década del 60/70) La pareja sexológica William Master & Virginia Johnson, fueron considerados los padres de la Terapia Sexual, en tanto fueron pioneros en investigar en laboratorio a las parejas en su intimidad y además, recabar información al respecto. Su libro “La respuesta sexual humana”(1966) causó un hito en temas sexológicos.
Finalmente Helen Kaplan (1979) en los 80, describió las disfunciones del deseo sexual y promovió el concepto de “respuesta sexual trifásica” (libido, excitación y orgasmo) con su revolucionario Manual de Terapia Sexual. Este nuevo modelo, permitió comprender mejor la conducta sexual humana normal y sus manifestaciones patológicas.
Cada uno de ellos, establecerá un modelo de Respuesta Sexual Humana.
Antes de abordar los problemas sexuales o más conocidas llamadas “Disfunciones Sexuales” es importante recordar que la satisfacción sexual es un percepción subjetiva. Una persona puede experimentar alguno de los problemas o disfunciones que presentaremos a continuación y, aún así, estar satisfechas con su vida sexual.
MODELOS DIAGNÓSTICOS
H. Kaplan y su modelo en tres etapas: deseo, excitación, orgasmo. Ella sostenía que las dificultades sexuales suelen encajar en una de estas categorías. Lo innovador de la autora es incluir la fase del deseo como separado a la excitación. Este paradigma se distingue por su identificación del deseo como antecedente de la respuesta sexual.
En los años 60´ los mencionados Master&Johnson en su investigación bajo el título RSH (respuesta sexual humana) reconocerán cuatro fases. Cuando se producían alteraciones en alguno de estos estadios es cuando se podía hablar de Trastornos o Disfunción Sexual. Este modelo de M&J de respuesta sexual será tanto para hombres como mujeres y consta a saber de: excitación, meseta, orgasmo y resolución (incluyendo un período refractario en la fase de resolución en el hombre, como un estado de recuperación en el que hay una imposibilidad temporal de alcanzar el orgasmo).
Fase de excitación es el término de M&J para la primera fase del ciclo de la respuesta sexual en la cual se da la saturación de sangre de los órganos sexuales y el aumento de la tensión muscular, el rimo cardíaco y la presión sanguínea.
Fase de meseta es el término para la segunda fase del ciclo, en la cual, aumenta la tensión muscular, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la vasocongestión. La tensión sexual aumenta hasta llegar al punto máximo que conduce al orgasmo. Entre las mujeres se distingue de la excitación por el desarrollo de la plataforma orgásmica, término de M&J para describir la congestión evidente del tercio externo de la vagina que es, con frecuencia, más breve.
Orgasmo, son una serie de contracciones musculares de los músculos de la base de la pelvis que tienen lugar en el punto máximo de excitación sexual.
La Resolución, es la cuarta fase en la cual los sistemas sexuales vuelven a su estado de no excitación.
Antes este modelo hubo otras propuestas:
ELLIS (1906) | KINSEY (1953) | M&J (1966) | KAPLAN (1979) | BASSON (2003) |
– | – | – | deseo | intimidad |
tumescencia | excitación | excitación | excitación | deseo |
– | – | meseta | – | excitación |
– detumescencia |
orgasmo postefectos |
orgasmo resolución |
orgasmo – |
Hay clasificaciones más recientes como la de Basson (2003), con el auge de la investigación en sexualidad femenina, en donde se propone un modelo circular en la respuesta sexual femenina que no comienza por el deseo, sino por la intimidad. Este modelo circular permite ubicarnos en cualquier punto para desarrollar la respuesta sexual pues al no ser lineal, no hay comienzo ni fin sino que se trata de un todo dinámico.
En los 90´y para una unificación de criterios e intercambio interdisciplinar, se incluyen los problemas sexuales como entidades nosológicas en diferentes clasificaciones (ICD10 y DSM IV-R/DSM V).
Sin embargo no hay consenso suficiente entre los distintos especialistas que trabajan en este campo a la hora de definir y clasificar las disfunciones sexuales.
El DSM 5 establece estos criterios diagnósticos en la mujer y el varón.
- Trastorno del interés/excitación sexual femenino
- Trastorno orgásmico
- Trastorno por dolor genital-pélvico/penetración
- Trastorno del deseo sexual hipoactvio masculino
- Trastorno eréctil
- Trastorno en la eyaculación prematura (precoz)
- Trastorno en la eyaculación retardada
A la hora de la Evaluación de las Disfunciones Sexuales, hay varios problemas con los que nos encontramos. Primero con la dificultad de obtener datos o la necesidad de investigar otras áreas como la médica, psicológica, la antropológica y lo social.
Además de la clasificación diagnóstica necesaria para el intercambio con los distintos profesionales sanitarios, como el DSM 5 o DSM IV. Hoy en día, la sexología atraviesa una profunda crisis conceptual asociada a los fenómenos de diversidad, integración y un abordaje más completo de la persona.
En estos tiempos que corren se comienzan a cambiar de las TCC (terapia cognitiva-conductual) a las terapias de Tercera Generación en las que se habla de presencia, cuerpo y contexto. Esta presentación tendrá un abordaje de tipo más psicoanalítico muy diferente al abordaje médico, de donde surge la sexología. Hay que tener presente los tres pilares del acto médico, a saber: diagnóstico, pronóstico y tratamiento. En lo que respecta a la psicoterapia “el diagnóstico es un asunto completamente irrelevante y el pronóstico es independiente del diagnóstico en un grado muy algo.” (Jung, 1945, en Medicina y Psicoterapia).
En la medicina el médico hace su influjo desde un lugar de poder y conocedor de método/remedio/técnica necesaria para curar la afección. En la psicoterapia
“el médico es un componente del proceso anímico del tratamiento igual que el paciente, por lo que también está expuesto a las influencias transformadoras, de ahí que la personalidad del médico (y del paciente) es infinitamente más importante para el resultado de un tratamiento psíquico que lo que el médico diga y opine”. (C.G.Jung)
En la consulta sexológica, como hemos visto en su surgimiento, aparece toda la problemática de nuestra época, todas las cuestiones filosóficas, religiosas y sociales de nuestros días (Jung).
Esto le da una vuelta al abordaje desde la terapia sexual y la da un tiente más acorde a una sexualidad más abarcativa.
En este sentido, la categorización clásica de las disfunciones sexuales, dice el reconocido y amigo sexólogo Adrían Helien, “está quedando obsoleta por tratarse de un paradigma heteronormativo, un varón y una mujer heterosexual, centrado en lo patriarcal, la heterosexualidad como norma, coitocéntrica. No hay diversidad en los cuerpos, en los mapas de excitación, hay una predominancia de algo esquemático centrado en el coito. A la vez, se trata de un dispositivo que atrapa a los mismos sexólogos. Salir de este enfoque cientificista que no alcanza para ver al ser humano en su completud.” (A. Helien, 2019)
Desde la psicología analítica, como mencioné arriba, se plantea este abordaje más holístico en el que la sexualidad se entiende como una parte importante de la psique.
En esta primera parte, partiremos del paradigma de la respuesta sexual humana que sucede por fases y cada fallo en cada una de las fases supondrá una disfunción sexual. Aunque se trate de un modelo que hoy puede ser obsoleto por limitante del ser humano, también resulta necesario para poder comprender cómo se fue gestando y abordando los cambios de paradigma que vivimos hoy.
Se trata de un cambio irreversible, si se sale del esquema del que estamos atrapados los sexólogos y se puede ver el ser humano nos damos cuenta que es un dispositivo que nos atrapa que deja fuera un montón de cuestiones, desde el lenguaje, los conceptos de diversidad. La vieja sexología es descalificante y patologizante desde el punto de que hay que entrar en ese diagnóstico. Se trata de un salto epistemológico en la manera de concebir las Disfunciones Sexuales.
No obstante vamos a repasa los clásico para poder cuestionarlo. “Las terapias también son binarias y patologizantes. El nuevo paradigma viene por una visión integral del ser humano despatologizante, inclusiva de la diversidad, que rompa los estereotipos heteronormativos que la sexualidad habla y coitales (pene/vagina) y una conducta que tiene que cumplir ciertas normas. Es necesario lo clásico para poder deconstruirlo y cuestionarlo.” (A.Helien, 2019)
AMBITOS DE INTERVENCIÓN
El ámbito de intervención de la Sexología clínica son las conocidas: Disfunciones Sexuales, entre ellas podríamos mencionar las más frecuentes en consulta: Disfunción eréctil, Eyaculación precoz, Anorgasmia, Deseo Hipoactivo, Problemas de pareja, Angustia por tamaño de pene, Malestar en la orientación sexual, Dispaurenia y Vaginismo, Celos, Parafilias.
Próximamente: Abordaje integrativo en Sexología. Parte II. Límites en la aplicación terapéutica de la Sexología Clínica Tradicional.