Movimiento Auténtico con Amparo González Olsen

Estuvimos con Amparo en El Galpón y aprovechamos para hacer una entrevista:

En el Galpón de Badalona

Eliana: ¿Qué es movimiento auténtico?
Amparo: Movimiento Auténtico es una forma de Danza Movimiento Terapia (DMT). Fue creado en 1950 por Mary S. Whitehouse, y desarrollado posteriormente por Joan Chorodow y Janet Adler. A través del abordaje corporal y el movimiento se busca un mayor estado de autoconsciencia.

En nuestra cotidianidad el movimiento está continuamente presente. Es la gran ley de la vida, todo se mueve. Las nubes en el cielo se desplazan con el viento, el agua fluye por el cauce del río hasta desembocar en el inmenso mar, el fuego se desplaza y eleva por el monte azuzado por el viento y la tierra está en permanente cambio y transformación.

Nuestro cuerpo es un mundo de movimiento en sí mismo: la circulación de la sangre, la respiración, la digestión y el sueño son procesos de movimiento inconscientes, que se desarrollan continuamente desde que nacemos hasta que morimos. Sin embargo utilizamos poco el movimiento en la comunicación, al menos de forma consciente.

Las palabras se han vuelto el medio principal de comunicarnos a pesar de ser una forma limitada de percibirnos a nosotros y a los demás. La comunicación no verbal permite nuevas y diferentes formas de percibirnos, de sentirnos y de relacionarnos.

De forma inconsciente el movimiento comunica. A partir de los gestos, las actitudes físicas o el modo de vestirse de una persona tenemos una impresión de esa persona, nos transmite una información, evoca una imagen en nuestra psique quizás proveniente de un recuerdo o de una
fantasía. Los pequeños movimientos de sus manos, sus pies o su cara nos transmiten cierta inquietud o nerviosismo. Puede haber tensión en sus hombros elevados o en su voz. El miedo puede estar presente en sus movimientos limitados y controlados. Es algo que sentimos de forma automática, sin darnos cuenta.

Durante la práctica de movimiento auténtico ponemos mucha atención en todos estos detalles, tanto cuando nos movemos como cuando estamos siendo testigos del movimiento de otra persona. Vamos descubriendo algo que no sabíamos de nosotras mismas en un contexto que facilita la apertura para ese descubrimiento y su posterior integración.

De este modo se integran aspectos desconocidos que provienen de la escucha interna del cuerpo, en forma de sensaciones, imágenes o emociones que emergen a través del movimiento o la quietud. Descubrimos la íntima conexión de cuerpo y psique a través de la experiencia. Descubrimos que la condición física es de alguna manera la condición psicológica. Así como el cuerpo cambia a través
del trabajo con la psique, la psique cambia a través del trabajo con el cuerpo. No son entidades separadas sino una misteriosa totalidad.

En este sentido, desde la práctica de movimiento auténtico, el cuerpo es percibido no como algo ajeno, un objeto que podemos entrenar y manipular, sino como la casa donde habitan nuestros sentimientos, nuestras emociones y la memoria. Es un lugar para habitarnos, descubrirnos, escucharnos, transformarnos…

El movimiento se convierte así en una experiencia. Experimentamos la verdad de nuestro cuerpo, aquello que éste desea expresar, mostrar, desbloquear, recuperar, articular, guardar, confrontar, unir, separar, ….en definitiva aquello que tenemos que vivir.


El eje en torno al cual se articula todo este trabajo es el vínculo entre movedor/a y testigo/a. El/la movedor/a permanece con los ojos cerrados, llevando su atención a la escucha interna, esperando a sentir un impulso que le lleve al movimiento o a la quietud y el descanso profundo.
Quien observa, acompaña en silencio la experiencia, atento a su propia experiencia interna como testigo, posibilitando la creación de un espacio respetuoso, seguro, en el que no interviene el juicio ni la interpretación del material que aflora.

E: ¿Como se relaciona la práctica de movimiento auténtico con la psicología analítica de Jung?
A: Puede practicarse Movimiento Auténtico con fines psicoterapeúticos, como práctica meditativa o como recurso creativo.
En sus inicios la práctica de movimiento auténtico está íntimamente ligada a la psicología analítica de C. G. Jung. Surgió de la necesidad de Mary Whitehouse de integrar su trabajo como profesora de danza con su proceso de análisis con Hilde Kirsch, una analista junguiana de Los Angeles (CA)
formada con Jung. Recientemente divorciada, y con dos niños a su cargo, Whitehouse necesitaba trabajar y la danza era su trabajo. Sin embargo, tanto su formación con las bailarinas contemporáneas expresionistas
Mary Wigman y Martha Graham, como su análisis junguiano, lentamente fueron propiciando en ella un nuevo entendimiento de sí misma, de la danza y del mundo que la rodeaba. Esto hizo que
emprendiera una búsqueda que se materializó en la práctica de movimiento auténtico, donde todo su proceso cobró sentido.

Como maestra de movimiento auténtico, Whitehouse propiciaba un contexto de apertura y herramientas para que sus alumnos descubrieran algo nuevo y diferente de sí mismos a través del cuerpo y el movimiento. Esta mirada creativa, contenida en el principio de individuación de Jung,
estimula a que cada uno busque su propio camino, honrando lo único e irrepetible de cada persona.

En este sentido movimiento auténtico no pretende ser un método o aproximación teórica al movimiento. Whitehouse solía decir a sus alumnos que el movimiento no puede ser impuesto desde afuera como un traje o una coreografía, sino que debe ser buscado y encontrado internamente.
Huía de los métodos y las rigideces de una disciplina, aquí también hallamos resonancias con la psicología de Jung de cuyas aguas bebe Whitehouse.

Jung desarrolló en su libro “El secreto de la flor de oro” el concepto de Wu wei, poderse dejar suceder psíquicamente, la no-acción en la acción y la acción en la no-acción, principio de totalidad que gobierna la vida según el taoismo.

Whitehouse lo toma y lo aplica al movimiento en el sentido de que: si no hacemos nada dejamos que algo suceda, dejamos que algo nos mueva desde el cuerpo, dejamos que el cuerpo sea. Ilustra este concepto a través de la diferencia entre moverse y ser movido. Ser movido es la experiencia de la vida que se expresa a través de uno, ser movido es dejarse ser.

También utiliza la imaginación activa de Jung en movimiento como forma de integrar contenidos inconscientes. Propone una mirada simbólica para entender los acontecimientos internos y externos.
La práctica sigue una orientación de proceso, donde el énfasis se pone en el descubrimiento y la experiencia de la realidad psíquica del inconsciente a través del cuerpo. Sin esta experiencia nuestra percepción de la realidad y el mundo es incompleta, de modo que percibir el mundo implica una
introversión, un contacto con una realidad psíquica interna que esta viva y nos mueve. Es por esto que después de una sesión de movimiento auténtico tenemos la sensación de algo que cobra sentido,
de algo que se completa.

E: ¿En una práctica que se hace en grupo o de forma individual?
A: El contexto puede ser grupal o individual. Es más orgánico empezar con sesiones individuales y después de integrar la dinámica de la práctica probar en un grupo. La experiencia que se tiene es muy diferente. Se trabajan aspectos diferentes.
En contexto individual cobra más relevancia la relación entre el testigo y el movedor, donde pueden trabajarse desde aspectos vinculares pre-verbales hasta la relación con la propia autoridad interna o Sí mismo. Esto es un proceso que se desarrolla en lo que Jung describe como eje ego-Self.
En un contexto grupal se trabaja en relación a un proceso grupal donde afloran aspectos de relación con lo colectivo, y cobra más relevancia la relación entre lo individual y lo colectivo.

La psicología analítica ofrece un contexto muy fértil para elaborar y trabajar en un proceso aquellos aspectos que emergen de la práctica de movimiento auténtico dándoles sentido y posibilitando una
ampliación de la consciencia.

E: ¿Todo el mundo puede hacer movimiento autentico?
A: Al tratarse de una práctica que está destinada a trabajar con lo inconsciente está dirigida a personas con una estructura del ego que permita un descenso hacia las profundidades de la psique. Hay que evaluar cada caso con cuidado. En personas con psicosis o trastornos de la personalidad tipo border-line no se aconseja esta práctica ya que puede desestructurar mucho a la persona.

Es recomendable una entrevista previa, y empezar muy lentamente creando un contenedor fuerte y suficiente consciencia corporal, kinestésica y propioceptiva para que el cuerpo pueda sostener el proceso y tener suficiente consciencia de lo que está sucediendo internamente. A veces las prácticas que hacen uso del cuerpo como herramienta terapéutica son demasiado catárticas, y se pierde la conexión cuerpo-psique. Debemos estar siempre atentos a nuestros propios límites personales, manteniendo una posición fuerte de autocuidado. Seguimos el principio homeopático según el cual “menos es más”.