«Nosotros invocamos, Agni, a los árboles, las plantas y los vegetales, que ellos nos liberen de la angustia«. Atharva Veda
En Ayurveda, la Ciencia médica holística de la India, los medicamentos provienen de las plantas y los árboles, principalmente del reino vegetal, aunque también existen los minerales para aliviar dolencias y curar males. Es por ello que los médicos ayurveda saben la importancia de rendir culto a la Naturaleza como proveedora de los elementos necesarios para la sanación.
Por estas fechas navideñas, el árbol adquiere una importancia evidente y esto es porque generalmente el pino se transforma en el Árbol de Navidad. La particularidad de este árbol es que se lo decora con objetos y luces creando un aspecto llamativo y encantador a quienes lo percibimos. No obstante, os habéis preguntado ¿qué significa este árbol decorado? ¿A qué se le atribuye y por qué se hace?

Sin lugar a dudas, el árbol es uno de los los temas simbólicos más ricos y extendidos en todos los tiempos y lugares del planeta. Representa el cosmos vivo en perpetua regeneración. Símbolo de la vida en evolución: es muerte y regeneración. Las hojas caducan evocando un ciclo. Cada estación nos muestra un estado de árbol determinado, ¿Os habéis fijado? ¿Cuál es tu favorito?
En el sentido simbólico, el árbol es el que nos pone en comunicación con los tres niveles del cosmos: el subterráneo, por medio de sus raíces que hurgan en las profundidades, podríamos pensar aquí en lo que hay debajo profundo y sepultado; la superficie de la tierra con su tronco y primeras ramas, poniéndonos en contacto con todo lo terrenal y material, lo que vemos y tocamos, lo que experimentamos con los sentidos; y por último, la cima y las ramas superiores, conectándonos con las alturas, atraídas por la luz del cielo. Esto nos conecta con lo divino, con lo trascendental y lo espiritual. Es por ello que se dice, en este sentido que el árbol es un conector entre el cielo y el infierno.
El árbol une además los cinco elementos de la naturaleza. Ocupa un lugar en el espacio, en tanto el aire que es el alimento de sus hojas, el agua circula con su sabia, el fuego surge de su frotamiento y la tierra se integra en su cuerpo por sus raíces.
En la práctica del yoga, el árbol o vrikshasana es una postura bien conocida, se trata de una postura de equilibrio y concentración. Consiste en sostenerse en una pierna mientras la otra se sujeta cerca de la ingle desde la planta del pie y abriéndose con la rodilla de lado. Las manos primero se encuentran con las palmas juntas a la altura del corazón para luego extenderse hacia arriba dando por finalizada la postura o asana. Al ser una postura simétrica se repetirá con la otra pierna.
Mientras practicas esta postura con tu cuerpo, deja que tu mente esté en las siguientes asociaciones: ¿Estáis más en contacto con lo material a partir del contacto con el suelo? ¿O estáis más en lo espiritual, y su relación con el cielo? ¿Dónde está la fijación de tu mente?. Recordemos que el punto imaginario al que miramos es el que nos dará la estabilidad necesaria para mantenernos y cualquier pensamiento nos llevará al desequilibrio de la postura.
Volvamos al árbol iluminado de la Navidad, y su alusión a estas fiestas cristianas. Pero ¿no fue Buda, Siddhartha Guatama, quién también se “iluminó” sentado bajo el árbol Bodhi o Ficus religiosa?
Por otra parte y no menos importante, el árbol cobija una serie de animales, tanto terrestres como aéreos y aporta sombra a quién la esté buscando dando protección y resguardo cuando lo necesitamos. Quizás sea por ello el extendido ritual de abrazar un árbol, implicando aquí el agradecimiento de todo lo que nos provee. ¿Cuál es tu relación con los árboles? ¿Armas el árbol de navidad? ¿Cómo experimentas tu vínculo con él?. Lejos de cerrar esta temática, quisiera abrir a la reflexión y compartir con vosotros qué os evoca esta imagen del árbol, cerrando provisoriamente con la siguiente cita:
«Si la rama quiere florecer, que honre a las raíces«.
Fréderic Pacere Ttinga
